La moda de los smartwatches y relojes de entrenamiento está alcanzando límites insospechados, hasta el punto de que una compañía británica ha decidido poner a la venta el "LeapBand", un reloj para niños a partir de cuatro años que monitoriza su ejercicio y les indica cuánta actividad deben realizar.
En el Reino Unido, donde el mencionado reloj se acaba de poner a la venta, se ha originado un escándalo y hay todo un debate sobre este tipo de dispositivos, que de ser un instrumento de ayuda para los deportistas ha pasado a ser un elemento casi de tortura, un tirano que acompaña a las muñecas de bastantes personas.
¿Cual es el límite, y cual será el próximo paso? ¿Un reloj inteligente para bebés que informe de cuánto tiempo han dormido, o que emita una melodía en cuanto empiecen a llorar? ¿Son una ayuda, o no son más que un producto de consumo en donde todo vale con tal de vender?
Todo esto recuerda un poco a la fiebre de los videojuegos de bolsillo que ocurrió en los años ochenta y principios de los noventa, en donde los fabricantes, con tal de atraer al mayor número de público posible, llegaron a lanzar modelos con temáticas que hoy en día serían inadmisibles, como Casio con su CG-117A, el "SOS Titanic" en donde "se jugaba" con los fallecidos de la catástrofe ocurrida en el gran transatlántico de principios del siglo pasado.
Y es que de todos es bien sabido que las multinacionales y las compañías fabricantes de productos de consumo carecen de alma o de ética alguna, y con tal de vender no dudarán en poner a la venta lo que sea, incluyendo relojes de ejercicio de muy dudosa utilidad -y sin ningún estudio detrás que los apoye, exceptuando, eso sí, estudios de marketing- para los más pequeños.
Casio CG-117A, el juego en el que se revivía la tragedia del Titanic. Con tiburones incluidos. Hoy sería considerado un juego de muy mal gusto. |
| Redacción: Relojes Digitales
Bah, pues el juego del Titanic segurk qu estaba güay.
ResponderEliminarBlanditos...
Por cierto, el juego del Titanic cuesta en e-bay sobre unos 70 pavos
ResponderEliminarsí, probablemente fue de ahí de donde saqué la foto... ¡ay, qué haría yo sin los vendedores de antiguedades de eBay! jejeje!
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