Spovan Bravo: cuidado no caigas en su tentación

Spovan es otra de esas marcas chinas que impactan por precio y por aspecto, pero que te dejan un muy mal sabor de boca después de haber desembolsado el dinero y llevado el reloj a tu casa. Es, como se suele decir, un firme candidato a que tengas una "mala experiencia de usuario". Sí, ciertamente en diseño es rompedor, pero es que esta marca todo lo hace así: su "especialidad" es copiar a las grandes firmas outdoor, como los Suunto o los Pro Trek. Por unos 70 euros que cuesta (la versión invertida es algo más cara) puedes ya suponer que no se puede esperar gran cosa. Por ejemplo, no puedes esperar que las leyendas estén grabadas en la caja, o fijadas con láser (como hacen los fabricantes "serios"), o que los botones no empiecen a bailar a los pocos meses de uso. Eso sin contar que su brújula en lugar del norte te empiece a señalar cada vez un rumbo diferente, y que se convierta en un instrumento inservible. Otro feo detalle es la mezcla de segmentos finos en su LCD (para el nombre del día de la semana) con gruesos (a su lado), con el fin de abaratar costes y no crear un módulo con demasiada trama dot-matrix. Eso sí, quien lo vea en la muñeca de alguien y no conozca o no esté introducido en el mundillo de los relojes de aventura, le causará sin lugar a dudas un buen impacto.

Este Spovan Bravo se destaca por unas asas enormes y gigantescamente gruesas, unos pulsadores que no solo no tienen protección alguna, sino que además están demasiado al exterior, y una tapa trasera ajustada con unos pequeñísimos tornillos tipo Philips (que no llegan a ser Phillips convencionales).




La brutal caja de metal (acero inoxidable) hace que este reloj tenga unas cifras en cuanto a peso de espanto: nada menos que 200 gramos. Y eso que su correa es de resina. Por supuesto, como es habitual en los deportes al aire libre donde debemos ver el reloj en cualquier tipo de condición, su caja es grande, de 90 mm., con 14,4 mm de grosor.

En cuanto a sus funciones, posee "de todo", incluyendo un horario mundial con DST, cronógrafo de 24 horas, temporizador de 100 horas, señal horaria, cinco alarmas independientes -una con despertador-, calendario automático hasta el año 2099, y la posibilidad de ajustar el contraste del LCD. Sus sensores son los típicos de este tipo de relojes: brújula, barómetro y altímetro, además de un termómetro. Pero a pesar de todo ello, y por si aún no tienes claro que este reloj "no es de los de verdad", solamente te diré que su resistencia al agua es "la mínima" (WR, 30 metros). No concibo muy bien un reloj para llegar al Himalaya (por poner un ejemplo) que no pueda soportar la nieve. Aunque en Spovan dicen también que incluso es resistente a los impactos. Por soñar que no quede.

Por cierto, que disponen de modelos también muy cercanos en estética a los Pro Trek de gama media-baja: se denominan Blade, y cuestan alrededor de los 20 euros.






| Redacción: Relojes Digitales